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miércoles, 7 de agosto de 2013

ENTRENAMIENTO DE GALLOS DE PELEA A NAVAJAS DEL PERÚ

Por Ing. Agrónomo José Valentín

FUNDAMENTOS

Deberíamos diferenciar, la preparación de aves de combate para la riña, del entrenamiento propiamente dicho.
Esto significa que la preparación comienza desde el nacimiento del futuro combatiente. Se deben tomar especiales cuidados, para criar aves de riña, que al llegar a su edad madura, se encuentren en un excelente estado de desarrollo, tanto de las masas musculares como de huesos y elementos de sostén y ligamento. Para esto debemos considerar, como primera observación, y dentro del concepto de que el Gallo Peruano de Navaja es un heterocigota, que tipo de ave tenemos, dentro de la amplia gama de gallos de combate a navaja que se crían en el país, y que tienen distintas combinaciones raciales y en consecuencia tendrán, primero una madurez a distinta edad que otras combinaciones, segundo, llegaran a la edad de pelea o a la madurez mencionada con un desarrollo físico diferente, considerando este como una mayor talla o una mayor masa muscular. Debe en consecuencia determinarse por la observación de la propia cría o la de otros aficionados con animales de orígenes similares, cuando llegan al punto optimo de desarrollo y de madurez, para recién pensar en cuando jugaran y como se entrenaran. Esta es la razón por la que deseo separar, PREPARACIÓN Y ENTRENAMIENTO.
Ha sido y creemos que sigue siendo, aunque en menor intensidad, un elemento negativo la utilización de alimentos no adecuados para una buena preparación, al igual que prácticas de manejo inadecuadas que impiden el buen desarrollo de estas aves. Lamentablemente en la practica del manejo, es poco lo que se puede hacer debido a que muchos criadores por carecer de espacio, tienen que confinar sus aves en espacios cerrados y no permitirles desarrollarse en espacios abiertos, que permitan carreras, vuelos, competencia por comida, insectos y en última instancia autodefensa de la agresión de otros animales. Este medio ideal va endureciendo a las aves de combate y desarrollando en ellas un buen esqueleto, masa muscular dura y exenta de grasa.

Llegada el ave a la edad de pelea, deberá determinarse cuando se desea jugar, para tomar el tiempo necesario, el entrenamiento y los topes para determinar la calidad de cada individuo los pasos necesarios para llegar al día de la pelea con el gallo "puesto a punto". Como en el caso de los torneos a navaja que se realizan normalmente en nuestro medio se necesita jugar varios gallos en un misma fecha y ganar todos para clasificar a la siguiente etapa, el asunto se complica más y deberá tenerse un mayor cuidado.

Consideramos, que en condiciones normales y para un gallo promedio, criado con esmero y sin permitirle acumular grasa corporal, el tiempo requerido es de cinco semanas, considerando cuatro semanas de ejercicio, y una ultima semana de descanso.

ENTRENAMIENTO

A.- Limpiar a los gallos, tanto de ectoparásitos, como endoparásitos, para esto puede usarse una combinación de vermífugos, que cubran un espectro amplio, eliminando parásitos redondos y planos. Para los ectoparásitos debe proscribirse la utilización de insecticidas de uso agrícola, que si bien es cierto, pueden dar un resultado aparentemente exitoso, y ser de un costo menor, pueden ir acumulándose en los tejidos y producir alguna respuesta negativa en los gallos; a veces no entendemos porque algunos gallos que siempre fueron buenos en los topes, el día de la pelea real, no responden a la expectativa.
B.- Comenzar revisando cada gallo para determinar mediante el tacto en que condición de masa muscular se encuentran. Habrán algunos algo mas delgados, otros mas gordos y esto determinara como se aplicara el entrenamiento y la alimentación durante las primeras dos semanas de entrenamiento. Después de este periodo la mayoría deberían encontrase en condiciones físicas similares, que permitan determinar la intensidad del ejercicio en las semanas 3ª. y 4ª.
Que entendemos por utilizar el tacto, tomar al gallo con ambas manos por los costados y con la yema de los dedos presionar el pecho del ave, este deberá sentirse lleno y duro, pero con la quilla ligeramente marcada y delineada. Si esta es poco perceptible en la punta de los dedos el gallo está muy gordo, si es muy sobresaliente, falta masa muscular. Igualmente deberá palparse la zona del abdomen cercana a la cloaca, entre el isquion y el pubis y el final de la quilla, si está dura y grasosa el gallo tiene grasa infiltrada. Si está muy delgada y apergaminada podría faltar algo de grasa. En nuestra opinión, en los gallos de navaja no deberíamos tener una excesiva delgadez en la zona, preferimos una delgada capa de grasa de sostén.

C.- La pelea a navaja es sumamente rápida y violenta, en consecuencia debemos tener músculos duros de consistencia, pero elásticos que le permitan al gallo moverse desde la inamovilidad a gran velocidad contra el rival, e incluso en algunas modalidades de pleito, el gallo atacante a gran velocidad se frena y obliga al otro a perder el ritmo de respuesta.
Los músculos que deben ser bien trabajados, son los dorsales, y los músculos de la entrepierna, que envuelven el fémur. Igualmente deben tenerse unos buenos músculos pectorales, que permitan al ave mantenerse en el aire apoyada en las alas y mover las patas para herir al rival. Estos músculos pectorales a nuestro entender los desarrolla el gallo de combate, durante su crecimiento, cuando especialmente se cría suelto, puesto que cuando es maduro ya es muy difícil conseguir que los desarrolle a base de ejercicios, y mas bien un exceso de tamaño en esta zona podría ser infiltración grasa.
Muchos criadores opinan que la pelea del gallo a navaja, es equivalente a la carrera de 100 metros planos de los atletas, nosotros creemos que es cierto, pero que mas cerca de la realidad es la comparación con la carrera de 110 metros con vallas. El gallo tiene que partir de la quietud, a gran velocidad, y muchas veces eludir el ataque contrario, mediante movimientos laterales, o verticales, lo que daría la sensación del salto de las vallas.

D.- Un excelente plan de entrenamiento, que da muy buen resultado es el siguiente, tres días de la semana, vg. Lunes, Miércoles y Viernes, vueltas a ambas manos en el ruedo y Martes, Jueves y Sábado, 3/4 partes del día en los revolcaderos, el séptimo día, el Domingo descanso absoluto en la casilla.
Dar vueltas en el ruedo no significa obligar al gallo a correr por el borde de este, todo lo contrario, debe comenzarse suavemente a voluntad, cuando se nota que el gallo comienza a acelerar la respiración y cansarse se le para y una vez recuperado se comienza a caminar en sentido contrario. La velocidad que se debe utilizar cuando el gallo sabe moverse tranquilo, es el tranco largo, nunca la carrera, ni dejarlo que salte. El tranco largo produce un excelente trabajo y estiramiento de los músculos que hemos mencionado como mas importantes, para el éxito del combatientes estos le permiten gran velocidad de desplazamiento y a la vez poder en la pegada, aunque este factor también depende de otras características físicas propias de la conformación obtenida por la herencia y por la selección de los padres.
El revolcadero es el excelente complemento de las vueltas en el ruedo, da gran elasticidad, permite ejercitar todos los músculos del gallo en el movimiento clásico que este efectúa para enterrar parcialmente el cuerpo en el suelo húmedo de estos corrales.
Simultáneamente le permite al gallo entretenimiento, puesto que cuando se trata de aves de gran temperamento y calidad que se van poniendo poco a poco en gran condición física con el entrenamiento también van adquiriendo gran tensión, la cual evidentemente es muy útil en la pelea, pero que si no se mide cuidadosamente, puede aburrir al gallo y producir el efecto contrario.
Cada semana debería controlarse a cada gallo en su condición mediante el tacto, de modo de regular la alimentación y la intensidad del entrenamiento para cada caso individual, unos se preparan con mas facilidad que otros, hay que tener siempre presente que los animales de competencia de gran calidad son diferentes uno de otro en el temperamento y en la respuesta al entrenamiento.

E:- La alimentación durante el entrenamiento debe básicamente ser la misma que se utiliza durante el año, variando solamente y de acuerdo a la apreciación semanal que se haga de cada gallo si se aumenta o disminuye, la cantidad diaria o se varia en algo la composición, aumentando o disminuyendo la energía, mediante la utilización de mayor o menor cantidad de carbohidratos, provenientes de los granos, la proteína normalmente no es necesario variarla, pues solo aportara energía mediante la transformación de parte de ella cuando esta sea deficiente, pero estos casos creemos que son de muy rara presencia dado que la tendencia del criador es a excederse en el aporte calórico. Debemos dejar establecido claramente que todo cambio en la alimentación produce inicialmente alteraciones en el metabolismo aún en los casos en que los cambios sean realmente buenos e indispensables, y deberían efectuarse con la suficiente anticipación para impedir que el desajuste cercano a la pelea conduzca al gallo a una mala actuación donde todos sabemos que la perdida significa la muerte.
Debe darse a los gallos un buen aporte vitamínico al inicio de la preparación, mediante el suministro de algún producto de los muchos que existen en el mercado, y continuar suministrándolo durante el entrenamiento en forma periódica pero sin excederse, recordando que las vitaminas liposolubles se acumulan en el hígado, mientras que las hidrosolubles no consumidas en el proceso metabólico, se eliminan y no se acumulan en el organismo.
Da buen resultado la utilización espaciada de Vitaminas A, D, E, y una más continua del resto, tales como el Complejo B y la Vitamina C. En líneas generales un gallo bien alimentado todo el tiempo necesitara poco aporte extra de estas vitaminas, pues lo ideal es que las reciba en cantidades adecuadas en la ración diaria y no en forma esporádica como suele escucharse que es practica común entre mucho aficionado que sigue pautas muy tradicionales, totalmente superadas con los conocimientos modernos sobre nutrición y fisiología animal.
Es buena practica dar un buen aporte energético el día de la pelea, mediante el suministro con la debida anticipación de granos bien remojados o mejor cocidos, puesto que este proceso inicia la transformación de los almidones en azucares asimilable, que aportan la energía necesaria durante el ejercicio violento del combate.
Debe tenerse presente que el suministro de maíz entero el día de la pelea no conduce a un aporte energético rápido pues se demora alrededor de 10 a 12 horas en ser asimilado. Puede suplirse algún producto que contenga Adenosina trifosfato que es el alimento final del músculo 3 o 4 días antes de la pelea y el mismo día algunas horas antes de la misma. Esta no es ninguna práctica dolosa, puesto que este producto es el final de la cadena de alimentación calórica. No constituye ningún excitante, del sistema nervioso, y no tiene que considerarse una práctica anormal.
En cuanto a la utilización de algunos productos que se encuentran en algunos mercados de gallos de combate y que si constituye practica dolosa su utilización, no deben nunca ser utilizados por los buenos criadores, enmascaran la realidad del valor de la calidad de la cría y finalmente conducen al fracaso de la afición.


EL BUEN AFICIONADO NO CRÍA PARA GANAR PELEAS, SINO QUE GANA PELEAS COMO CONSECUENCIA DE SU CALIDAD DE CRIADOR.

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